miércoles, 8 de octubre de 2008

Niños y Mamas

Los miedos infantiles, algo natural

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En los bebés y los niños existen miedos que los adultos descubrimos con asombro o con preocupación, miedos distintos y de intensidad y manifestación diversa por los que pasan todos ellos y que debemos ver como una etapa natural ante la que sólo podemos ofrecer nuestro apoyo y compañía para ayudarles a superarlos.

El miedo es un estado natural de alerta, una especie de radar que los avisa y protege ante algo que los pequeños captan como peligroso. Cuando nos enfrentamos a estímulos (situaciones, objetos y pensamientos) que implican peligro o amenaza, se activa el miedo, y la respuesta instintual es de huida, por lo tanto forma parte de nuestro instinto de supervivencia y del desarrollo evolutivo del ser humano. El miedo sólo es negativo si se convierte en patológico, en una fobia, o si deriva de algún hecho traumático.

Los adultos, evidentemente, también sufirmos miedos, pero tenemos recursos para frenarlos y evitarlos, algo de lo que carecen los bebés y niños. Los adultos podemos recionalizar y darnos cuenta de que el miedo es infundado o podemos iniciar un proceso de enfrentamiento gradual al miedo por nosotros mismos, pero los niños no. Ellos pueden tener miedos diversos, siempre porque perciben algún peligro, aunque sea a algo desconocido.

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Usar un ventilador reduciría el riesgo de muerte súbita

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Hasta el momento, se desconoce el motivo, si es que hay sólo uno, que provoca la muerte súbita del lactante, primera causa de muerte entre los bebés de entre un mes y un año de edad.

Sin embargo, numerosas investigaciones han conseguido identificar una serie de factores y hechos fuertemente relacionados a ella, como tener padres fumadores (especialmente la madre), abrigar demasiado al bebé para dormir, que la cabeza del bebé quede cubierta mientras duerme o el exceso de temperatura en la habitación. Desde luego, el ambiente en el que duerme el niño es una de las claves.

Un nuevo estudio vuelve a hablarnos de la muerte súbita y de una curiosa forma de prevenirlo: utilizar un ventilador en la habitación del bebé mientras éste duerme para que el aire circule.

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Mundo Peque: entretenimiento on-line para peques

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Ya sabemos que el mundo de Internet es cada día más familiar para los niños. Desde que son muy pequeños ya están metiendo sus narices en la pantalla y sus manitas en el ratón.

La red es, entre otras cosas, un espacio interesante para que los niños se entretengan, para que comiencen a hacer sus pinitos en internet, pero sin abusar que luego es imposible despegarlos del monitor. Para ello existen sitios como Mundo Peque donde pueden encontrar un montón de recursos enlazados a otros sitios con actividades lúdicas, manualidades, juegos, parques de ocio infantiles, dibujos para colorear, recursos educativos, canciones infantiles y demás cosas interesantes.

Tiene el inconveniente de que hay varias páginas que no cargan, pero el apartado que más me ha gustado es el de La guardería, indicado para niños de hasta aproximadamente 4 o 5 años con cuentos, dibujos y juegos para aprender las vocales, las letras y los números.

Sitio oficial | Mundo Peque

Carta a las madres que dan biberón

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Yo fui una madre que dio biberón y no deseaba hacerlo. Durante unos meses, mi bebé prematuro no se enganchaba al pecho. Y se que si conseguí relactar fue porque un cúmulo de circunstancias y apoyos me ayudaron. Pero que podría perfectamente haber tenido que seguir con el biberón y haber dado todo mi amor a mi hijo con él.

Cuando estaba embarazada pensaba “le daré el pecho si puedo”. Ese “si puedo” era un condicional aceptado completamente. Realmente creía que no todas las mujeres tienen leche. Tampoco sabía mucho más. Luego la vida me sorprendió y los problemas de mi lactancia fueron cosas que no preveía siquiera que existieran.

Conseguí relactar, pero como os digo, lo considero un regalo del destino que quiso que lo lograra. Pero sigo sintiendo que se lo que es dar biberón. Pero también se que lo hubiese superado y que mis brazos y mis besos habrían compensado a mi hijo por la lactancia perdida. Quizá, para protegerme habría olvidado lo que me dolió y me diría que no era tan importante en realidad.

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